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jueves, 5 de mayo de 2011

Pespectiva crítica de la diversidad cultural en la escuela.

El concepto que se ha utilizado en los últimos años para dar cuenta de una realidad que implica el reconocimiento de que en un mismo territorio pueden existir diferentes culturas, es el de “Multiculturalismo”.

Entendemos entonces, por espacios escolares “multiculturales”, a la intersección de las múltiples variables que abrevan en las escuelas, como ser, el barrio en el que está inserta, la situación social, la cultura, la nacionalidad, etc. De los sujetos que en ella encontramos, pero sin olvidar que estos espacios se constituyen y cobran significatividad en tanto son en contextos históricos determinados y en determinadas relaciones de poder.

De este modo, para entender los modelos educativos que intentan “recuperar” la diversidad cultural, se necesita parir de un “multiculturalismo crítico”, que de cuenta de las relaciones de poder, que historice y cuestione las formas concretas en que se manifiestan las desigualdades sociales. Este multiculturalismo debe contener una “agenda de transformación política”.

Las actuales políticas culturales y educativas han naturalizado y ocultado bajo la “ideología” del respeto y la tolerancia las relaciones asimétricas que se establecen entre la diferencia / diversidad. La escuela es concebida desde la perspectiva humanista-liberal, como el lugar de “encuentro” de la diversidad cultural, pero esta perspectiva silencia, que bajo el telón de fondo de una supuesta “igualdad y armonía” ese “encuentro” está signado por la supremacía de un nosotros, blanco y occidental por sobre una alteridad históricamente negada. La pretendida “polifonía de culturas”, enmascara la afirmación de superioridad de un modelo de sociedad por sobre las otras, dando paso a la conformación de una relación de desigualdad en la apropiación, reproducción y elaboración de bienes comunes.

Muchas veces para los docentes puede resultar complejo identificar que bajo los textos manuales que parecen resultar precisos y objetivos, subyacen concepciones etnocéntricas con respecto a temas como nacionalidad y migración. A modo de ejemplo, los manuales hablan de la Campaña del Desierto, del “desalojo” de los indios, asociándolo sin embargo a hechos aparentemente positivos: la diversificación de la producción y el aumento de la población; o se aborda la migración actual como un conflicto socioeconómico que los migrantes provocan a los países que los reciben.

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