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miércoles, 11 de mayo de 2011

DIFERENTES COMIDAS



En este vídeo podemos ver la diferencia entre la comida de una cultura y otra. El tipo de alimentos que se consumen depende de muchos factores, como puede ser el clima, la religión, los alimentos que se producen en ese lugar...
Al existir muchas culturas me he centrado en alguna de ellas, las que desde mi punto de vista son más relevantes y diferentes de las demás.

La multiculturalidad en la enseñanza

Lo primero que debemos tener claro es que una cosa es una sociedad en la que existen diferentes culturas, y otra, muy distinta, una sociedad multicultural. Hoy, en España, existe una realidad social en la que están presentes, fundamentalmente, como consecuencia de la inmigración, una disparidad de culturas, algunas muy diferentes a la mayoritaria, pero no es una sociedad multicultural , ya que solo esta, la mayoritaria, tiene la hegemonía en la política, en los medios de comunicación, en la economía, en la enseñanza... Y, ciertamente es muy mayoritaria, pero no es única. Una sociedad multicultural sería aquella donde todas las culturas tuvieran, naturalmente de acuerdo con su importancia cuantitativa, las mismas posibilidades de desarrollarse y de ser vivida por las personas que la comparten.. Podríamos decir que la primera definición, o sea, una sociedad con diferentes culturas, no es más que la constatación de un hecho, y la segunda, una sociedad multicultural, es una objetivo, una utopía si se quiere, pero algo muy alejado de la realidad actual de España. Acercarnos a la utopía, aunque solo sea lo suficiente, para percibir en nuestro rostro algo de su brisa, requiere un grandes transformaciones sociales en el terreno de la política, de la cultura de la economía, y, de forma muy singular, en el campo de la enseñanza.

¿Ahora bien, la escuela tiene que educarnos para ser diferentes o para ser iguales? Yo creo que la tarea de la escuela es formar personas capacitadas, libres, con criterio y con capacidad de comprender el mundo en el que vive, y de comprenderse así mismo. En ese sentido, tiene que educarnos para ser iguales en derechos y en obligaciones, pero sin olvidar que fuera de la escuela no lo somos, y debe evitar que dentro del aula se reproduzcan los aspectos más negativos de esas diferencias. Así la escuela, tiene que ser un agente activo contra los prejuicios, contra los tópicos, el racismo, el machismo, el clasismo, la incomprensión, la violencia, y las ideas políticas violentas que la defienden. Para ello, y esta es la gran cuestión, el sistema educativo tiene que dotarse de un discurso pedagógico que incluya esos objetivos, no como actividades trasversales o paralelas, sino como una verdadera filosofía de vida que impregne e ilumine todo el universo de la educación. Un ideal, que no una ideología, que entienda la educación y la cultura, como instrumentos de liberación del hombre de las cadenas de la ignorancia, de la brutalidad y de algo que es peor que todo eso, de la falta de confianza en sí mismo y en el resto de los hombres.

Fuente: Agustín Vega Cortés, Revelión

No a la discriminación

En este vídeo podemos observar los tipos de discriminación que se pueden dar en la sociedad. Esto es una cosa que hay que solucionar ya que para la una buena integración y para la interculturalidad lo más importante es saber que todos somos iguales y que las diferencias físicas, culturales,... nos hacen más ricos.

Diversidad cultural y escuela: ¿es posible hoy un proyecto intercultural?

Hay una creciente conciencia de que es imposible plantearse este siglo XXI sin meditar sobre un nuevo adjetivo que caracteriza nuestra sociedad: multicultural.
Todo el mundo habla de multiculturalidad, y lo hace desde posiciones ideológicas y políticas diversas, incluso antagónicas. De lo que se deduce que no es posible que todo el mundo hable de lo mismo.

No sólo no hay consenso respecto a la interculturalidad, tampoco hay acuerdo respecto a la deseabilidad de la multiculturalidad.

Más diferentes y más iguales

Nuestras sociedades son multiculturales. Pero, al mismo tiempo, nunca en la historia hubo tal cantidad de productos culturales que, atravesando todas las fronteras, establecen parecidos modos de divertirse, de comprar, de relacionarse; estilos de vida, cultura. El debate de la globalización pone en evidencia cómo nuestras sociedades se ven afectadas por parecidas influencias de préstamo e interacción cultural y cómo a menudo éstas desembocan en procesos de uniformización cultural.

En este sentido, me parece importante analizar la producción de cultura popular infantil y juvenil de las empresas comerciales y como ésta afecta a la manera de pensar de niños y jóvenes. Las películas, los libros, los videojuegos... dirigidos a este público moldean el modo en que los niños perciben su realidad social y cultural.

En consecuencia, es necesario reconsiderar el concepto de “contexto cultural” y entender que hoy está sometido a influencias que van más allá del ámbito de lo local. El proceso de enculturación está, cuanto menos, mediado por poderosos mecanismos de difusión de productos culturales que los hacen llegar a todos los rincones del planeta.

Así las cosas, la escuela debe sumar una nueva demanda a su propuesta educativa, educar para construir una sociedad intercultural; para vivir en contextos heterogéneos, para construir comunidad desde la diversidad identitaria. Objetivos extremadamente complejos y ambiciosos. Pero recordemos un par de las verdades del optimismo pedagógico. Primera: quizás la escuela no cambie el mundo, pero sin ella no será posible hacerlo. Segunda: no hay hoy proyecto de socialización democrática (de justicia social, de igualdad, de interculturalidad) más potente que lo que llamamos educación pública.

Sociedad intercultural y escuela pública

Nuestros hijos e hijas pasan largos años de su vida en un contexto de socialización escolar. Y la escuela puede significar proyectos vitales distintos. He aquí un lugar donde empezar a imaginar una sociedad intercultural. Para este propósito, podemos destacar tres de las propuestas de la educación intercultural:

Organizar experiencias de socialización basadas en valores de igualdad, reciprocidad, cooperación, integración.

Aprovechar la diversidad cultural como instrumento de aprendizaje social.

Dotar de destrezas de análisis, valoración y crítica de la cultura.

Sólo hay un tipo de escuela que pueda aspirar a cumplir estos objetivos. Ésta no puede ser sino un espacio laico, aconfesional, no adoctrinador, crítico, abierto, comunitario... Una escuela que dialogue con el medio, que interprete cuáles son sus demandas, que no procese los alumnos en función de su adscripción, su procedencia geográfica, su cultura... Un espacio igualitario, no selectivo, no segregador, esto es, público.

La escuela que puede ambicionar estos objetivos es la que intenta educar en valores de diversidad y solidaridad. Y la práctica cotidiana, regular, sistemática y contextualizada de estos valores sólo se puede hacer en un espacio donde haya diversidad. No se puede nadar sin agua: no se puede educar en la diversidad sin diversidad.

Educar en y para la diversidad requiere de una escuela pública. Esta es condición necesaria pero no suficiente. Una escuela pública que aspire a un proyecto educativo intercultural debe trabajar en muchas direcciones. Destacaré una de esas vertientes, la que se emplea en evidenciar la naturaleza política de muchos conflictos pretendidamente culturales.

La escuela puede situar como motivo de trabajo el análisis de la realidad social. A menudo nos acercamos a su conocimiento desde una interpretación de determinados conflictos y relaciones entre grupos. Conflictos que se presentan con frecuencia como disputas culturales y que, a menudo, no son sino conflictos estructurales, contiendas de estricta justicia social, de insuficiencia de los recursos sociales, de desigualdad en su reparto... Hay muchos ejemplos de conflictos que a pesar de presentarse como étnicos, raciales, religiosos, interculturales, a poco que se analicen, se revelan como situaciones generadas por la pobreza o la injusticia social.

Enseñar a nuestros alumnos/as a analizarlos, entenderlos y, en su caso, denunciarlos, sería una buena manera de educarnos contra el nuevo racismo culturalista que sitúa en el centro de la polémica el factor cultural y hace de él el motor y causa del conflicto. Para este neorracismo excluyente resulta útil generar una cierta “descalificación cultural” de los diferentes que justifica y legitima los procesos de marginación. O sencillamente avala las tesis de la problematicidad de la multiculturalidad, de su inconveniencia. Más aún: se acaba configurando una percepción de la realidad social donde la desigualdad se asume como natural, ocultando los intereses a los que responde, encubriendo las implicaciones políticas que se manifiestan en las relaciones de dominación.

Quizás si somos capaces de educarnos en el análisis de estas situaciones y desvelamos su naturaleza política y económica favoreceremos las posibilidades de una sociedad intercultural: mejorar la existencia de las personas es la mejor garantía para generar una mayor y mejor relación entre los grupos que componen la sociedad, para crear comunidad. Sería peligroso separar el debate sobre la diversidad cultural de la lucha contra la marginación y la desigualdad. Porque si aumentan las desigualdades y se relacionan a la adscripción “étnico-cultural”, se dificultan definitivamente las posibilidades de una comunidad cohesionada e integradora.

Construir una sociedad intercultural nos puede ayudar a reformular el debate sobre la desigualdad. Hay muchas otras razones para defender un proyecto de escuela pública. Esta sería una más: para educar en una sociedad intercultural, sólo hay un proyecto educativo posible, educar en un contexto plural, sin segregación, sin exclusión, sin guetización; un proyecto de cohesión e integración social. Y visto así, el proyecto de construir una sociedad intercultural no es sino una nueva versión de la lucha por una sociedad igualitaria, justa. De lo contrario, quizás Touraine tenga razón y hagamos mucho ruido para nada...


Fuente: Xavier Lluch

Todos iguales, todos diferentes

Este vídeo nos muestra que aunque todos seamos diferentes en cuanto a raza, género, costumbres, culturas,... todos nacemos de la misma forma, aprendemos, jugamos,... igual que los demás.

Diferencias culturales en México

En México existen grupos de población que son discriminados por características culturales, por costumbres y formas de pensar distintas a las de la mayoría de las personas que viven.

La discriminación a los grupos indígenas ha existido por mucho tiempo. Quienes los discriminan consideran que los pueblos indígenas son inferiores por sus rasgos físicos, color de piel, su forma de vestir, por su lengua o idioma, su posición socioeconómica o sus costumbres y tradiciones.

Todas esas características que distinguen a los pueblos indígenas deben ser reconocidas, apreciadas y sobre todo respetadas porque son parte de la riqueza cultural de nuestro país, en el que viven grupos con características diversas.

Existen aproximadamente 12 millones de indígenas, que están reconocidas y registradas, pero también existen comunidades indígenas, que hasta hace poco no eran aceptados como tales, incluso en las mismas comunidades los habitantes se negaban a reconocerse como indígenas, por el temor a ser reprimidos por las diferencias culturales que se dan entre las comunidades y las ciudades.

Las poblaciones indígenas se caracterizan por su lengua, su cultura y por la zona geográfica que habitan. A causa de esto muchos de estos valores culturales se han ido perdiendo o desapareciendo en el tiempo. Estas poblaciones padecen situaciones de desventaja.

Estas son algunas de ellas:

* Corrupción, la falta de ética de los funcionarios y la aceptación y participación a la corrupción por parte de nosotros como ciudadanos es uno de los principales problemas.

* Educación. Un Pueblo Educado es un pueblo que progresa y que supera los problemas económicos y sociales de hoy en día.

* Economía, la situación económico-social de pobreza y pobreza extrema.

Fuente: http://www.buenastareas.com/ensayos

Discriminación

Cuando hablamos de Diversidad Cultural, tenemos que saber que, muchas culturas y que por lo tanto siempre se da la Discriminación.
Se discrimina a las persona de razas diferentes a la propia y por ello hay que decir que necesitamos igualdad.
Contrario al término de igualdad nos encontramos con el término discriminación que significa, separar o diferenciar con la intención de que una de las partes se beneficie más que la otra.
La Discriminación directa implica dar trato de inferioridad a una persona o colectividad por motivos de sexo, raza, religión, política, etc. Pero hoy día es dificil encontrar un caso de discriminación directa ya que esta penalizada por ley.
Pero lo que no es tan raro de encontrar es el caso de la Discriminación indirecta, que se da cuando la reglamentación o la práctica son aparentemente neutrales, pero en la práctica llevan a la exclusión, este caso es el que más se da con relación a diferentes culturas.
Lo que debemos conseguir con la Igualdad es un tratamiento igual entre hombre y mujeres de diferentes razas, culturas, etc.
Para conseguri la igualdad es necesario trabajar en ella. Cada persona, entidad, organización o grupo tiene la posibilidad de cambiar las ideas y formas de pensar o actuar, de modo que se pueda disfrutar cada vez más de una sociedad mejor organizada y más justa.
Trabajar por la igualdad tiene sus beneficios ya que en una situación de igualdad de oportunidades, para todos los hombres y mujeres de diferentes culturas, pueden realizarse intelectualmente, física y emocionalmente teniendo la posibilidad de desarrollar sus capacidades. Dicha situación posibilita la transformación y el cambio,pero no solo en relaciones humanas sino también un en el entorno en el que vivimos y en todas sus facetas.
Por lo tanto consiguiendo la igualdad conseguiremos que la sociedad admita que todas las personas son iguales y han de tener las mismas posibilidad, dando una oportunidad a la Diversidad Cultural.

Fuente: Revista Aenor